La Cancillería palestina acusó a Israel de impulsar “una política de hambre y sed” contra Gaza al impedir la entrada de suministros vitales a ese territorio, que sufrió 15 meses de ataques del Ejército.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados afirmó en un comunicado que esa estrategia es una herramienta más en la guerra de exterminio que impulsa el gobierno de Benjamin Netanyahu.
La campaña incluye los intentos para desplazar a nuestro pueblo y la anexión de tierras palestinas, subrayó.
El texto también condenó los crímenes en la Cisjordania ocupada, especialmente en la zona norte, donde el Ejército israelí desarrolla una campaña desde hace más de 50 días.
Según datos oficiales, más de 40 mil personas huyeron de sus hogares en las gobernaciones de Jenin y Tulkarem debido a las operaciones castrenses.
Vemos con gran preocupación el aumento de los ataques, violaciones y atropellos cometidos “de manera sistemática, provocadora, bárbara e intencional” contra nuestros compatriotas, recalcó la declaración.
La Cancillería cuestionó el silencio de la comunidad internacional ante “las manifestaciones de hambruna, genocidio y desplazamiento” ejecutado por las fuerzas de seguridad del vecino país.
Los crímenes en Jenin y Tulkarm confirman el fracaso del mundo en implementar sus decisiones para detener la agresión abierta y amplia del gobierno israelí, afirmó.
Es necesario obligar a ese país a respetar las normas internacionales y las órdenes cautelares emitidas por la Corte Internacional de Justicia para detener la violencia, subrayó.
Netanyahu ordenó hace 11 días cerrar los cruces fronterizos de Gaza e impedir la entrada de productos vitales, y luego también detuvo el suministro de electricidad, como parte de una estrategia de presión contra la milicia Hamas para obligarla a aceptar un acuerdo de alto el fuego favorable a Israel.