Fannon

Mireille Fanon: «No hay posibilidad de capitalismo sin racismo»

“Tenemos que entender que, en el mundo, el sistema colonial instaló la cuestión racial y no hay posibilidad de concretar el sistema capitalista sin racismo. A la inversa: tampoco puede existir racismo sin capitalismo”, sentencia Mireille Fanon Mendès France, reconocida activista por los derechos humanos y presidenta de la Fundación Internacional Frantz Fanon, ante un ávido auditorio en la localidad rionegrina de El Bolsón. Explica de ese modo la discriminación racial, la expulsión territorial y la criminalización que pesa sobre el pueblo mapuche. Y establece en el paradigma de la colonización el origen de los conflictos territoriales, aquí, en Medio Oriente o en el África. Una definición que repetiría en cada una de las recientes charlas que realizó en tierras patagónicas. La misma que retomaría en detalle, entrevistada por Página/12 al concluir su visita.

“Los colonizadores cometieron genocidio, mirando la historia del sistema colonial en el Caribe, América del Norte y del Sur, o en África, podemos decirlo. Eso no está en duda”, define la hija del emblemático filósofo antillano francés Frantz Fanon al presentarse en la Comarca Andina. “Y el genocidio se mantiene –sostiene– no solo en Palestina, en la República Democrática del Congo, en Yemen y otros países de África, usando otros métodos para eliminar a gente que molesta. Aquí es al pueblo mapuche”.

“Un pueblo milenario en lucha constante por sus tierras, aunque éstas estén protegidas por el Convenio 169 de la OIT”, había declarado antes de visitar la Patagonia. Antes de su recorrido por Neuquén, Río Negro y Chubut. “Resulta incomprensible que no solo se les impida vivir en sus tierras, sino que si resisten se los criminaliza”, señalaba.

Ahora estaba allí, con ellos, y con su enfoque humanista, Fanon conversó con las comunidades. Hilvanó historias de luchas y resistencias para poner en evidencia que el actual estado de conflicto deviene del genocidio perpetrado a partir “del llamado descubrimiento”. Allí sitúa al origen del sometimiento sobre los condenados de la tierra: “En el genocidio iniciado luego de 1492 aquí, en América del Norte, en el Caribe o en África”.

Derecho a ser soberanos

En la fría tarde otoñal que la recibió en El Bolsón, Fanon, la prestigiosa jurista internacional, manifestó ver “una situación paralela entre el primer momento de colonización de los pueblos indígenas y africanos. Y entre los países aún colonizados y el pueblo mapuche que aún está bajo un mandato colonial”. A la vez observó diferencias: “El pueblo mapuche tiene derecho a su soberanía y reconoce la necesidad de organizarse en comunidades, de preservar su patrimonio cultural y de oponerse al racismo que proviene del Estado argentino”.

Fanon también marcó la diferencia con lo que pasa “en mi isla” dijo, por la colonia francesa de Martinica. Allí “los afrodescendientes alienados por la supremacía blanca no pueden unirse como pueblo a través de un legado cultural compartido. Y como aquí, al no haber títulos de propiedad, el reclamo territorial se complejiza”.

Con otros métodos, el modelo se perpetúa en lugares como Palestina. “Aunque los palestinos tienen títulos de propiedad –distingue–, Israel no los reconoce y se produce la expulsión de palestinos, entonces se llega a la situación de matanza en la que estamos ahora”.

“El genocidio puede ser la matanza masiva, desproporcionada e intencional –señala–, pero también es forzar de manera violenta a que la gente abandone su territorio. Esto que sucede con el pueblo mapuche se aplicó en Palestina durante la primera y segunda Intifada y hoy pasó a ser una masacre, ante el mundo”.

La supremacía colonialista

Fanon explica la ambición capitalista por el territorio y los recursos naturales: “En Palestina hay agua y gas, por eso se llega a la situación actual, como aquí con el pueblo mapuche –sostiene– donde se violan derechos elementales, porque negarles el agua es una manera de expulsarlos de sus tierras y de sus vidas”.

Durante su charla en El Bolsón, Fanon fue taxativa: “La voluntad de Occidente de expandir su modernidad no tiene límites, aunque haya una ONU que previene las guerras, preserva la paz y resguarda el respeto entre todos los Estados pequeños y grandes, hay algo común desde el inicio del proceso, por eso hay que volver a la historia de la colonización”.

Fue así que recordó que algunas décadas antes “de lo que llaman el descubrimiento”, un Papa que emitió un decreto –la bula de 1452–, autorizando al rey de Portugal “a conquistar y colonizar a todos los paganos y creyentes no cristianos. Y otra bula, 20 años después, destina estos territorios a los colonizadores”. La modernidad europea blanca, subraya, entendió esto muy bien, y aprendió que “tiene el deber de cristianizar al mundo”.

“Para eso no hay ley ni derecho internacional –sostiene la jurista–, el derecho humanitario internacional está totalmente deslegitimado, por eso pueden matar a la gente en nuestros países”. Para enfatizar: “Hoy hay derecho a matar a personas mapuche. Y cuando esto pasa, no hay justicia. En Francia, personas negras o árabes son asesinadas por la policía, cada vez son más casos. No llegamos a ser como EE.UU., pero cuando hay jóvenes asesinados por la policía se declara que la policía usó fuerza excesiva para protegerse”.

Cuando todo esto comenzó

Consultada por Página/12 sobre el estado de excepción que somete al pueblo mapuche, Fanon consideró que no es consecuencia del genocidio perpetrado por la Campaña del Desierto: “Los pueblos indígenas, como los africanos y afrodescendientes somos víctimas en todo caso de las consecuencias de la colonización iniciada en 1492. Esto se sistematizó. Y se radicalizó en el siglo XIX. Pero la doctrina de los descubrimientos trajo la esclavitud, así es como todo empezó”.

–En el contexto del actual gobierno nacional alineado a la derecha internacional ¿cómo evalúa el proceso de reivindicación identitaria y territorial del pueblo mapuche en la Argentina?

–El gobierno de Milei continúa la política instalada desde el siglo XV, con picos trágicos en los diferentes genocidios, acaparando tierras y saqueando recursos naturales. Estos eventos atraviesan la historia de los pueblos indígenas, particularmente del pueblo mapuche en Argentina y Chile. Pero esto pasó y sigue pasando en África. Ese momento inaugura esta política fundada en el racismo y sostiene la guerra institucionalizada y permanente contra los pueblos que molestan. Lo vemos hoy contra las personas que resisten o denuncian políticas de explotación, criminalización o represión, en todo el mundo.

Sobre el proceso de reivindicación identitaria del pueblo mapuche Fanon, advierte: “Si queremos lograr la recuperación identitaria y territorial, nos desgastamos si lo hacemos cada uno desde su lugar. Nos cansamos los unos y los otros, de preguntar, de pedir reparación porque los crímenes contra la humanidad sean condenados por lo que son, nos gastamos haciéndolo así, en forma aislada”.

–¿Qué sugiere entonces?

–Me pregunto si quienes compartimos esta historia trágica no deberíamos unir nuestras luchas. Pedir la reparación, la reivindicación y la restitución del conjunto de los territorios robados por los colonos, a los que hoy representa el Estado de los colonizadores. Las luchas aisladas llevadas solo por los pueblos a los que esto les concierne, considerando la topadora que es el sistema capitalista liberal y la militarización que estos gobiernos usan actualmente, están destinadas de una cierta manera al fracaso.

–¿Cómo podría fortalecerse la lucha por estos reclamos?

–En un proceso de desigual relación de fuerzas, si no cambiamos eso no llegaremos nunca a hacer escuchar el derecho que nos concierne. Más que analizar individualmente las reivindicaciones del pueblo mapuche, habría que pensar en algo a la vez local, pero también internacional, global, junto con otros pueblos involucrados en estos procesos.

–¿Por qué cree que la justicia argentina, en general, desestima la voz del pueblo mapuche al aplicar jurisprudencia sobre conflictos territoriales que los involucra; o tergiversa, engaña o miente al enunciar los casos que toman estado público?

–Es que la relación de fuerzas no está favor del pueblo mapuche. Cuando hay jurisprudencia que no se respeta, no sirve la jurisprudencia. Es algo que olvidamos porque se institucionaliza la represión. La voz del pueblo mapuche, la mayoría de las veces es escuchada desde una posición que los subestima. El problema es que los argentinos son, a propósito del pueblo mapuche, la mayoría y en el mejor de los casos, paternalistas, pero desde una superioridad colonial. Caso contrario son racistas. Entonces, cómo un pueblo ancestral puede hacerse escuchar si la supremacía blanca domina todos los niveles, sea jurídico o cultural.

Fanon se explaya: “En los mejores casos el mapuche se convierte en atracción turística y en los peores casos en un pueblo a eliminar, criminalizar, encarcelar o matar. Esto es un sociocidio, un etnocidio y es efectivamente un terricidio. Porque quien dice pueblo mapuche dice tierras ancestrales, y son esas tierras las que interesan en lo más alto a las transnacionales, al gobierno y a los latifundistas».

La raíz del mal

En El Bolsón, al explicar que el problema tiene una raíz común “y viene de la colonización», Fanon apuntó a «la cuestión racial» instalada por el capitalismo para sostener su existencia. «A la inversa –sostuvo–, tampoco puede existir racismo sin capitalismo”.

Para confirmarlo trajo a su padre a escena: “Fanon –quien era médico psiquiatra–, trataba de hacer entender que en salud mental no es solo necesario tratar a la persona. Si no se trata el contexto social, la persona no va a mejorar. Primero hay que entender cómo funciona el contexto político y social e identificar los lugares disfuncionales”.

–¿Dónde se podrían identificar hoy estos lugares disfuncionales?

–En los diferentes tipos de violencia que enfrentamos. En particular en la negación de la justicia. Le pasa al pueblo mapuche, al palestino y a otros todavía colonizados. Hay que identificar el tipo de alienación al que nos someten y no tener miedo a intentar resistir a esa alienación. No tenemos nada que perder al resistir porque el sistema intenta matarnos. Al pueblo mapuche, a la gente negra o palestina, en todo el mundo, a la gente racializada, pobre, marginada.

Para Fanon, el sistema busca “tener gente que no vale”, que desestima su propia existencia. “Si no ponemos sobre la mesa al genocidio, el sistema va a seguir usándolo para controlarnos, para infundir miedo –sostiene–. Pero si lo ponemos sobre la mesa tenemos que pedir reparación. Y para nosotros en la fundación Frantz Fanon, esto no significa compensaciones monetarias individuales, sino un proceso decolonial colectivo”.

La colonización quebró “la percepción de alteridad”, de un otro, de intersubjetividad colectiva de la humanidad, señalaba la jurista cuando la noche abrazaba a la Comarca Andina. “Por eso la reparación busca reconstruir ese sentido de humanidad y alteridad” sostuvo. Y esbozó como hipótesis de resolución una única opción: “Luchar y resistir”. Y aunque las autoridades nieguen la aplicación de justicia: “Usar la justicia para que el derecho positivista quede arrinconado y juguemos con lo que podamos torcer dentro del sistema judicial para avanzar”.

–¿Estima posible que pueda darse un Estado Plurinacional, pensando en procesos como el boliviano?

–Del Estado Plurinacional boliviano no conozco lo suficiente. Pero en el estado actual del capitalismo no creo que se pueda hablar de un Estado Plurinacional porque la política capitalista se funda en favorecer la dominación sobre otros pueblos. Lo plurinacional no es compatible con el capitalismo. Si uno mira los acuerdos del ‘67 por Palestina, ve que hoy ni siquiera se plantea un Estado Palestino porque la voluntad del Estado israelí es un genocidio al conjunto del pueblo palestino, para eliminar el problema.

“En el estado actual del mundo –continúa Fanon– con las relaciones de fuerza que se están dibujando, con la fachización del mundo, me pregunto qué quiere decir un Estado Plurinacional. Es una pregunta filosófica, filopolítica. Aunque el capitalismo dejara de existir, un Estado Plurinacional no sería el final de la dominación. Porque plurinacional es un hecho pensado por los blancos dominantes, como ‘interculturalidad’. Integran mandatos que enmascaran deseos coloniales de apropiación de procesos culturales de los pueblos que resisten”.

Su apuesta es “al derecho de los pueblos de disponer de ellos mismos. A su soberanía. Y a pensar juntos puede ser. A otra definición de lo que podría ser la humanidad, el humano, en un marco de ruptura total con el capitalismo y la modernidad eurocentrada. Así podríamos pensar una estructura plurinacional, ontológica y epistemológica. Por ahora son inducciones paradójicas del mundo blanco, con las cuales el mundo blanco sabe perfectamente jugar”.

F/Pagina12

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