El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la imposición de sanciones contra las importantes petroleras rusas Rosneft y Lukoil, incluyendo restricciones a 34 filiales con participación mayoritaria de estas compañías, en un movimiento que podría tener graves repercusiones económicas y geopolíticas a nivel global.
Trump calificó las medidas como “tremendas”, aunque agregó que espera “que no duren mucho”, y reconoció que no está seguro de que las sanciones influyan en la determinación de Moscú respecto al conflicto con Ucrania. La acción llega tras meses de presión bipartidista en el Congreso estadounidense para endurecer las medidas contra la industria petrolera rusa, ante la falta de avances en las negociaciones de paz.
Paralelamente, Trump anunció la cancelación de su reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin, prevista en Budapest, alegando que no se esperaba alcanzar acuerdos concretos en ese encuentro. A pesar de la cancelación, Trump aseguró que ambos mandatarios desean alcanzar la paz en el conflicto ucraniano y que habrá un reencuentro futuro.
El Departamento del Tesoro de EE.UU., a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, advirtió que estas sanciones forman parte de un paquete mayor y que podrían intensificarse si Moscú no avanza hacia la resolución del conflicto. “Animamos a nuestros aliados a que se unan a nosotros y se adhieran a estas sanciones”, indicó el comunicado oficial.
Desde Rusia, autoridades han advertido que este tipo de medidas no son novedosas y que los países que recurren a sanciones suelen sufrir sus propias consecuencias económicas, advirtiendo que tales acciones podrían desencadenar repercusiones globales en los mercados energéticos y la estabilidad internacional. Analistas señalan que la combinación de sanciones masivas y la suspensión de encuentros diplomáticos podría incrementar la tensión entre Washington y Moscú, con impactos directos en la economía mundial y en la seguridad europea.
Este paquete de sanciones se produce en un contexto de escalada de presión internacional, donde Estados Unidos busca acelerar una resolución del conflicto ucraniano, mientras que Rusia mantiene su posición firme, poniendo en evidencia que la dinámica entre ambas potencias podría agravar la crisis geopolítica en las próximas semanas.