El Parlamento alemán vota contra la moción de confianza a la que se sometió el canciller federal, Olaf Scholz, abriendo el camino a las elecciones anticipadas en febrero próximo.
Un total de 394 legisladores se manifestaron en contra la moción de confianza, frente a los 207 que expresaron su apoyo al liderazgo de Scholz. Otros 116 diputados se abstuvieron de votar dejando a la coalición gobernante con muchos menos votos que los 367 que necesitaban para ganar.
Ahora Scholz tiene previsto pedir al presidente de la nación, Frank-Walter Steinmeier, que apruebe la disolución del Bundestag. El presidente, que previamente manifestó su disposición al respecto, debe tomar la decisión dentro de 21 días tras presentarse la solicitud. En ese caso, las elecciones tendrán que celebrarse dentro de 60 días, conforme a la Constitución.
«La política no es un juego»
Hablando en el Bundestag antes de la votación este lunes, Scholz culpó a sus exsocios de coalición del Partido Democrático Libre (FDP, por sus siglas en alemán) por «sabotear a su propio gobierno» y escenificar un «teatro que no solamente perjudica la imagen de un gobierno individual, sino también de la democracia misma», recoge Deutsche Welle.
«La política no es un juego», sentenció el mandatario, al tiempo que reiteró sus promesas de programa para las elecciones anticipadas, como promocionar las energías renovables, renovar las infraestructuras envejecidas, despejar las trabas burocráticas al progreso y reforzar el debilitado poder industrial de Alemania.
«Día de alivio» para Alemania
Friedrich Merz, líder del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), a su vez calificó el ataque al FDP y su líder Christian Lindner como «pura impertinencia». Poco después, al acusar a Scholz de abandonar el país en una de las mayores crisis económicas de la historia de la posguerra y de haber fracasado a nivel de la UE, el líder conservador afirmó: «Está usted avergonzando a Alemania».
La jornada de votación para la moción de confianza es un «día de alivio» para Alemania, aseguró Merz, agregando que Scholz «no merece confianza» por no aprovechar su oportunidad y fracasar en su mandato.
«Una nueva votación no es garantía»
Por su parte, el vicecanciller, ministro de Economía y candidato de los Verdes para el cargo de canciller federal, Robert Habeck, coincidió con Scholz al acusar al FDP de haber sido «parte de un Gobierno y tratar de destruirlo simultáneamente». Señaló que Alemania necesita un gobierno que esté dispuesto a llegar a compromisos, lo que, según él, la coalición actual hizo durante tres años hasta que el FDP decidió sabotearla.
El funcionario rechazó las declaraciones de Merz, quien tildó a Habeck de ser la «cara de la crisis económica» nacional y acusó a la coalición de haber hundido la economía. Así, el ministro respondió citando los efectos del conflicto ucraniano y responsabilizó a la excanciller y exlíder del CDU Angela Merkel de dejar una Alemania dependiente del barato gas ruso.
Según Habeck, quien señaló a varios países europeos con inestables coaliciones, «una nueva votación no es garantía de que un nuevo gobierno se ponga a trabajar tranquila y rápidamente».
¿Cómo se desarrolló la crisis del Gobierno?
La votación de confianza tiene lugar luego que Scholz destituyera el mes pasado al ministro de Finanzas, Christian Lindner, del FDP, por diferencias sobre la negociación del presupuesto, provocando con ello la salida de esta formación liberal de la coalición tripartita.
Estas decisiones dejaron a los restantes centroizquierdistas del ‘gobierno semáforo’ —el partido socialdemócrata SPD de Scholz y los Verdes— sin una mayoría parlamentaria en un momento en el que Alemania hace frente a una profunda crisis económica.
El Bundestag no puede anunciar su disolución por sí mismo, según la Constitución, por lo que hace falta un voto de confianza para poder convocar elecciones anticipadas el próximo 23 de febrero, según lo acordado por los partidos principales, o siete meses antes de lo inicialmente previsto.
Scholz y sus ministros mantendrán sus posiciones en calidad interina hasta que se forme un nuevo gobierno, lo que podría durar meses, en el caso de que las negociaciones de coalición se vuelvan problemáticas.
La votación de confianza es un caso raro en Alemania, donde se llevará a cabo por sexta vez en toda la historia desde la posguerra.
Paralelamente, las encuestas muestran un mayor apoyo a la alianza conservadora de oposición CDU/CSU, seguida por la extrema derecha Alternativa para Alemania, mientras que el SPD ocupa el tercer lugar y los Verdes el cuarto.
Estos partidos ya han designado a sus candidatos para el cargo de canciller.
Scholz ha sido objeto de presión dentro de su partido para que ceda el liderazgo al ministro de Defensa, Boris Pistorius, que pasa por ser político más popular del país, aunque finalmente éste último se retiró de la carrera.