El ultraderechista argentino, Javier Milei, decidió no viajar a Ciudad del Vaticano ni enviar a su canciller Gerardo Werthein a participar en el acto aniversario en la Santa Sede, por el 40º aniversario de la firma del tratado de paz con Chile, por un entredicho con su par chileno, Gabriel Boric, en la cumbre del G20 que se realizó recientemente en Brasil. El plantón resultó en un escándalo diplomático con el papa Francisco, según lo califican medios locales argentinos.
El canciller Gerardo Werthein explicó que no asistió al encuentro organizado por el papa Francisco debido a un «desencuentro» y «hechos desafortunados» con autoridades chilenas, aunque no dio detalles del infortunio.
El diputado nacional de Unión por la Patria por la Ciudad de Buenos Aires y exembajador de Argentina en Ciudad del Vaticano, Eduardo Valdés, calificó el hecho como «un papelón y una vergüenza». «Es una fecha que recuerda la paz que se logró a partir de la mediación de Juan Pablo II y evitó una guerra entre el dictador argentino [Jorge] Videla y el chileno [Augusto] Pinochet. En ese entonces, los jóvenes no podían salir del país porque podrían ser convocados para esa guerra», recordó.
«Ellos quieren medir la calidad del trabajo diplomático de la Cancillería argentina, e intentan que todos sigan el mismo lineamiento que el Gobierno, pero no dan el ejemplo. Esto fue una pésima actitud del presidente Milei y el canciller Werthein», agregó Valdés.
El sumo pontífice encabezó el acto, junto al embajador de Argentina ante la Santa Sede, Pablo Beltramino, y el canciller chileno, Alberto van Klaveren, en la Sala Regia del Vaticano, donde hace 40 años se firmó el tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile, que evitó el conflicto armado que estaba por desencadenarse entre ambas naciones hermanas en la pugna por el canal Beagle.
Francisco asistió al evento conmemorativo y, en su discurso, recordó las “intensas negociaciones” que, con la mediación del papa San Juan Pablo II, concluyeron la disputa con “una solución digna, razonable y ecuánime”. El tratado fue ratificado el 2 de mayo de 1985, mediante un acta, y el entonces papa polaco formuló votos por un futuro más sereno a los países gravados por “un peso agobiador”.