Hoy Venezuela celebra el centenario del nacimiento de Julio César León Aranguren, uno de los pioneros del ciclismo en el país y el primer atleta venezolano en participar en los Juegos Olímpicos de Londres 1948
Su pasión por las bicicletas despertó a temprana edad al recibir un velocípedo de regalo un día de Reyes, desde ese momento él y sus caballitos de hierro fueron inseparables.
Con una infancia muy humilde, pero cargado de sueños decide emprender un viaje a Caracas desde su natal Trujillo, donde logra establecerse para continuar sus entrenamientos formales y participar en las pruebas de velocidad que se hacían desde la avenida O`Higgins hasta la Paz, circuito que logró dominar a su antojo en muy poco tiempo lo que lo llevo a alternar entre el ciclismo de velocidad y ruta, obteniendo así campeonatos nacionales como internacionales.
Como todo atleta soñador descubre la manera de participar en unos juegos olímpicos y pone todo su empeño para lograrlo y es en el año 1948 cuando por primera vez en la historia el tricolor nacional es hondeado en una cita olímpica en manos de un venezolano.
El 7 de agosto de 1948 debuta oficialmente como un olímpico al participar en la prueba de los 1000 metros de velocidad y días después en la contra reloj.
Aranguren regresó a Venezuela con la satisfacción de haberse convertido en un olímpico y a disfrutar de los reconocimientos del pueblo venezolano y de haber colocado el nombre del país en la elite del deporte.
Luego de su retiro de las competencias se dedicó a su profesión de ingeniero y a proteger a los atletas como dirigente deportivo.
Hoy a cien años de su nacimiento, Julio Cesar León, se encuentra rodeado de su familia en Caracas, recordando con nostalgia sus años de gloria, su vida es un testimonio del poder y la pasión de un atleta que no conoce la palabra “no se puede”, con una vida llena de experiencias y una personalidad inigualable sigue siendo un ejemplo de perseverancia y amor por el deporte y la patria.